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jueves, 14 de enero de 2010

ESTAMOS INVITADOS A LAS BODAS DE CANÁ




Entramos en la vida pública de Jesús y en la primera perícopa mariana con el que nos encontramos en el relato de Jn sobre las bodas de Caná, que ocupa un lugar importante en el cuarto evangelio.
El tema se centra en la «Manifestación de Jesús», por eso se llama a este episodio«El comienzo de los signos».

Este relato de la primera manifestación de la gloria de Jesús, es eminentemente cristológico y al mismo tiempo mariológico.
La vida de Jesús no escapa a mantener unas relaciones sociales propias de toda familia, de ahí que es invitado a la boda con su madre y con ellos, los discípulos de Jesús, lo cual nos indica que eran muy apreciados de los novios.
El milagro ocurre de una manera fortuita y es gracias a María que se percata de que el vino se está acabando así que ella se acerca a su hijo y le dice simplemente: «No les queda vino», ciertamente que Jesús le contesta de una manera inesperada, quizás hasta chascosa: « Qué hay entre tú y yo mujer? ».No obstante hay que entender que con esta respuesta de Jesús desea indicar a su madre que ya se ha superado sus relaciones puramente familiares y la invita a situarse con él en la realidad de su misión mesiánica.
Pero a pesar de ello su madre, como mujer «Hija de Sión» nos aclara como ella con autoridad dice a los sirvientes: «Haced lo que él os diga» y podemos dar esa misma interpretación por su semejanza a lo que el pueblo de Israel dice para aceptar la alianza del Sinaí (cf Éx 19,8; 24,3-7; Dt 5,27) o bien en Marialis cultus, 57 de el Papa Pablo VI. Caná es así el símbolo de la nueva alianza.

La maternidad de María va más allá de su concepción virginal, de hecho no hubiese sido posible esa maternidad sin la caridad que sale al paso anticipado de cualquier necesidad sin ser solicitada.
María visita a su prima Isabel para poderla ayudar en su gestación y parto de su hijo y es también la caridad la que hace que su hijo se manifieste con un milagro antes que Jesús desee hacerlo ya que le dijo: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».
María se convierte así en «Madre de los miembros de Cristo» que es la Iglesia y es por excelencia la gran intercesora de la humanidad ya que cooperó con su caridad a que no nos falte «La invitación al gran convite en la Bodas del Cordero, como «Esposas y esposos de Cristo»

En ocasiones algunos han comentado que la Virgen María nos ha dejado pocas palabras en los relatos del evangelio, pero… ¿No es sorprendente que ella nos mande una sola cosa? «Haced lo que el os diga», ni más ni menos que seamos seguidores de su Hijo Jesús. ¿Les parece que es poco lo que nos ha dicho María?


¡Pongámonos de fiesta que estamos todos invitados a las Bodas del Cordero.!


2 comentarios:

  1. Cuando tragedias como la ocurrida en Haití tan desbastadoras que incluso los palacios de los más poderosos han sucumbido y trituran sin piedad, hoy como en cualquier época, a los más débiles y necesitados… ¿dónde encaja “no les queda vino”?
    Busquemos respuesta en nuestro corazón, ya que la mente difícilmente dará razón de tanta miseria que pudo ser evitada.
    Pese a sentirnos quizás como los apóstoles cuando no pudieron hacer nada por el niño epiléptico, debemos intentar lo: ser eficaces y aprender a rezar por ellos, por nosotros.
    Comprender que la frase a repetir, a memorizar en cada rincón de nuestro ser es “haced lo que El os diga”
    Por eso, como en cualquier época pero hoy más que nunca, estemos atentos a su Palabra.

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  2. Una interesante reflexión que nos comparte; como usted misma lo dice, María no pronuncia muchas palabras en todo el Evangelio, pero con tan sugestiva frase del pasaje de las bodas nos bastará para saber lo que María desea, y lo que María puede ayudarnos: hacer la voluntad de Cristo el Hijo de Dios.

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