Seguidores

miércoles, 7 de diciembre de 2011

HISTORIAS DE SESY BO «UN VERANO CON TRAVESURAS»

Como ya les había dicho, no me dejaban salir a jugar a la calle por miedo de que me atropellase un coche, de los pocos que por aquel entonces pasaban por mi calle, aún habían bastantes carros, el basurero pasaba un carro pestilente y los muertos  los llevaban en carruajes.

Mamá estaba de vacaciones en la fábrica, así que por la noche salíamos al fresco cada familia a la puerta de su casa y se montaban unas hermosas veladas de conversaciones, mientras los hombres jugaban en la taberna a las cartas o al Dominó.

Así que ese verano, mamá me dio por primera vez permiso para jugar en la calle. No me hice esperar, me junté con otras vecinitas a jugar a Xaranca y a saltar en la cuerda.

Pero una de ellas propuso de ir a llamar a las puertas en los picaportes, pocas casas tenían timbre, solo los pisos y la gente rica del barrio.
Y me junté en hacer la fechoría de llamar a los timbres de los pisos. La cosa consistía en llamar a todos los pisos con las dos manos abarcando todos los timbres y echar a correr.

Los afectados, salían por los balcones y ventanas, maldiciendo nuestras santas madres a lo que más empeño poníamos cada día en molestarles más ya que nos tiraban cubos de agua o con una manguera nos dejaban como pollitos.

Entonces ideé la manera de seguirles molestándoles sin que tuviesen opción a tirarnos el agua y fue dividir a la pandilla, unos se quedaban en la calle en la cera de en frente, de forma que tras haber tocado un par de timbres desde el interior y de abajo a arriba, creyesen que ya habíamos salido de la puerta principal y desorientados no sabían a dónde acudir, si a la puerta  o a las niñas de la calle.
Esto duró todo el verano, pero afortunadamente, ya no tuve ese hábito al año siguiente.

Ciertamente que no está bien molestar a los vecinos, quizás lo destacable hoy no sea una virtud, pero sí el ingenio para evitarnos un remojón bien merecido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario