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viernes, 6 de noviembre de 2009

¡SEÑOR QUE LOS BUENOS NO SE ACABEN EN TU IGLESIA!


¡Señor que Los buenos no se acaben en tu Iglesia! Creo recordar que la expresó el Papa Pío XII, en todo caso, sí les puedo asegurar que la pronunció un Papa. Pues bien, esta frase está cargada de dolor y a la vez de esperanza y hoy sigue estando vigente en nuestra sociedad y en la Vida de la Iglesia en especial en la Vida Consagrada, máxime cuando estamos experimentando grandes transformaciones en el seno de la familia por las nuevas formas que se quiere interpretar lo que no corresponde por naturaleza ni moral cristiana o como ahora se prefiere decir, por la ética.

La Vida Consagrada, está siendo afectada por esas nuevas tendencias de vivir nuestra sociedad y como ello procede de una incultaración de otros países más avanzados económicamente, todo se recibe como lo que está de moda y si no se entra en esa dinámica, es evidente que uno se queda fuera.
La vida de la Iglesia, somos absolutamente «Todos los cristianos», es el Cuerpo místico cuya cabeza es Cristo, y en él estamos todos los creyentes, cada uno con su carisma y su misión.
La lucha para nosotros los cristianos se nos presenta muy ardua y es el momento de realmente mostrar al mundo que no estamos indiferentes y para ello hay que hacer valer lo que vale a Aquel que nos compró con su sangre y no decir a todo«Bueno, que se le va hacer, el mundo no lo podemos cambiar» ¡Claro que sí que lo podemos cambiar!, empecemos a cambiar cada uno de nosotros y no esperemos que cambien los demás. Tengamos una verdadera amistad con Dios, practiquemos obras de misericordia y hagamos valer la Gracia que recibimos en la Eucaristía siendo seguidores de Cristo y los buenos no se acabaran.

Algunos, pocos o muchos nos preguntan o nos pregúntanos… ¿Por qué no hay vocaciones religiosas, sacerdotales como antaño?, ¿Es que hemos perdido atractivo para los jóvenes y no tan jóvenes?
Bueno, lo más sensato es admitir qué parte de responsabilidad tenemos los religiosos en esta escasez de vocaciones en Europa y no atribuirlo todo a una sociedad paganizada y consumista. Quizás tenemos más culpa de la que pensamos porque posiblemente hemos dejado de interpelar, porque no somos realmente lo que deberíamos ser y hemos defraudado a no pocos cristianos y no cristianos.

Alguien muy dolido por esta cuestión me hacía llegar su queja: « ¿Por qué veo tantos jóvenes desfilar hacia un centro de culto protestante a dos calles de mi casa y en mi parroquia sólo hay personas mayores y muy, muy pocos jóvenes? ¿Qué poder tienen para atraer a tantos y qué poco hacemos nosotros para que vengan a conocer a Jesús y a la Virgen María?
Le contesté por supuesto: Yo también en parte me siento interpelada por su queja, algo de culpa tendré como religiosa, pero no dude que Gracia y pecado conviven en todos nosotros,es una lucha cotidiana, porque sin combate no alcanzaremos la plenitud a la que estamos llamados a gozar Vd. y yo, no lo olvide.
Pero…«ESTOY A TU LADO»

2 comentarios:

  1. Benvolguda Ceci:

    En primer lugar, felicitarte por tu blog predicador que, a tiempo o a destiempo, el Eterno lo dirá, es sin duda portavoz de vuestra gracia contemplantiva.

    "¡Señor, que los buenos no se acaben en tu Iglesia!"
    ¿Te has fijado que tiene dos (al menos)interpretaciones?
    Una la has dado tu: que no falten vocaciones DENTRO de su iglesía?
    ¿Sería esto la preocupación de San Pablo?¿Imaginaría el santo apóstol el fin de sus iglesias y de "sus hijos en Cristo" de Corinto, Tesalónica,... de todos nosotros los gentiles?

    La otra interpretación sería: que no se acaben (que sigan fructificando y renovándose) en (dentro) de su (oficial) Iglesia, pero que TAMBIEN fuera (no se agonten en ella) aparezcan BENDITOS DEL PADRE que den de comer a Jesús aunque solo sea porque es un prójimo hambriento.
    No sea que con la excusa de no humanizar y aun menos "hermanizar" en exceso a Cristo y de moralizar pero no "sacralizar" su Evangelio, nos quedemos "colgaos en las alturas", contemplándonos los ombligos... muy lejos de la predicacioón de su Gracia

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  2. No se desanime hermana!!!
    La vocaciones religiosas y sacerdotales no dejan de florecer...
    En mi tierra, en mi parroquia, tenemos varios diáconos y sacerdotes jóvenes.
    Debemos orar, trabajar y confiar.
    Pidamos más pastores para nuestra gran Iglesia.
    Somos muchos los hermanos en Cristo que diariamente trabajamos en la viña del Señor, pero no tenemos mucha publicidad porque nuestra tarea es silenciosa y anónima.
    A Dios le doy gracias, por su vida de entrega hermana.Usted es una joya preciada que su pueblo ofrenda cada día a Dios.

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