«DEMONOS UN MAL RATO PARA CONOCERNOS»

Monasterio MM. Dominics de Toro (Zamora).
«DEMONOS UN MAL RATO PARA CONOCERNOS
REALMENTE COMO SOMOS»… VALE LA PENA.
DIÁLOGOS CON LA CRUZ Nº272

Decaimientos, quejas, cansancio, y un largo etc. etc., golpean constantemente nuestra mente, haciendo de nuestro cuerpo un lastre demasiado pesado y que paulatinamente va evaporando nuestro espíritu. Hay quien piensa que volverá a ser fuerte continuando el camino evangélico con mejores propósitos, pero se engañan porque esas fuerzas serán como vientos impetuosos, que al no ser continuos no nos producirán energías para seguir, porque volverán las quejas, el cansancio y la cruz se hará tan pesada que no la podremos soportar y sucumbiremos en los mismos errores de siempre, cayendo en la rutina de todos los días y esperando tomar nuevas energías otro día.

Para un cristiano, un seguidor de Cristo, no existe otro día, éste debe de vivir siempre en el presente, por eso no se trata de continuar el camino evangélico con mejores propósitos, sino que hay que empezar de nuevo desde «o»todos los días y perseverar al día siguiente en no perder lo que hemos logrado y esforzarnos en adquirir más virtudes y más amor de Dios.

Si nos conocemos como somos, si nos damos un maltrato para saber nuestra verdad, sabremos corregir nuestras desviaciones en nuestra conducta. Si sabemos que somos propensos al desanimo, al pesimismo, a las quejas, a la pereza, caeremos muy fácilmente de una trampa tras otra; hay que tomar una decisión llena de valentía, de una determinada determinación y enfrentarnos a nosotros mismos, despojándonos de todas las excusas condicionantes y volver a empezar a cultivar virtudes para combatir esas debilidades.
Les voy a poner un ejemplo:
Si tenemos un huerto donde hemos plantado fresas y vemos que crecen malas hierbas que estrangulan a la planta, estaríamos perdiendo el tiempo en abonar la tierra y regarla porque los frutos serán pequeños y escasos incluso enfermos. Un buen hortelano lo primero que hará es sacar las malas hierbas antes de poner abono y regarlas.

A semejanza de este huerto es nuestra alma, las fresas son la virtudes, las hierbas nuestras debilidades, el agua la oración, el abono es el esfuerzo de perseverar. Podemos pues entender que no se trata de continuar en la vida espiritual sino más bien en comenzar de nuevo todos los días y guardar limpia el alma y un corazón agradecido por lo que Dios nos ayuda a llegar hasta él, porque el Señor no quiere medias cosechas, las quiere enteras.

Con ternura

Sor.Cecilia Codina Masachs O.P