NO SOMOS NI MEDIAS NARANJAS NI COMPLEMENTOS

PINTURA DE RENOIR

LES DESEO QUE LES AGRADE

Las relaciones afectivas están pasando por profundas trasformaciones revolucionando el concepto del amor.
Los que buscan hoy son una relación compatible con los tiempos modernos, en la que existía individualidad, respeto, alegría y placer por estar juntos, y no una relación de dependencia, en la que uno responsabiliza al otro de su bienestar.

La idea de que una persona sea el remedio para nuestra felicidad que nació con el romanticismo parte de la premisa de que somos una parte y necesitamos encontrar la otra mitad para sentirnos completos.
Muchas veces ocurre hasta un proceso de despersonalización que históricamente, ha alcanzado más a la mujer que al hombre. Ella abandona sus características, para amalgamarse al proyecto masculino.

La teoría de la unión entre opuestos también viene de está raíz: «El otro tiene que saber hacer lo que yo no se ».
Si soy manso, ella debe de ser agresiva y así todo lo demás. Una idea práctica de supervivencia y poco romántica por más señas, la palabra de orden en este siglo es «Asociación». Estamos combinando el amor de necesidad por el amor de deseo. «Me gusta y deseo la compañía, pero no la necesito», lo que es muy diferente con el avance tecnológico, que exige más tiempo individual, las personas están perdiendo el miedo a vivir mejor consigo mismas. Ellas están comenzando a darse cuenta que se sienten parte, pero no enteras.

El otro, con el cual se establece un vínculo, también se siente una parte, no es el príncipe salvador de ninguna cosa, es solamente un compañero de viaje.
El hombre es un animal que va cambiando el mundo y, después tiene que irse reciclando para adaptarse al mundo que lo fabricó.

Estamos entrando en la era de la individualidad, que no tiene nada que ver con el egoísmo.
El egoísta no tiene energía propia, él se alimenta de la energía de los demás, sea financiera o moral.
La nueva forma de amor, o más amor tiene un nuevo aspecto y significado. Apunta a la aproximación de dos enteros, y no a la unión de dos mitades. Y ella solo es posible para a aquellos que consiguen trabajar su individualidad. Cuanto más fuera el individuo capaz de vivir solo, más preparado estará para una buena relación afectiva.

La soledad es buena, estar solo no es vergonzoso, al contrario, da dignidad a l persona.
Las buenas relaciones afectivas son optimas, son muy parecidas con estar solo; « nadie me exige nada de nadie» y ambos crecen.

Las relaciones de dominación y de concesiones exageradas, son cosas del siglo pasado. Cada celebro es único.
Nuestro modo de pensar y actuar no sirve de referencia para evaluar a nadie.
Muchas veces pensamos, que el otro es nuestra alma gemela, y en verdad, lo que hacemos es inventarlo a nuestro gusto.
Todas las personas deben de estar solas de vez en cuanto para establecer un diálogo interno y descubrir la fuerza personal y sobrenatural.

En la soledad, el individuo entiende la armonía y la paz de espíritu solo se puede encontrar dentro de uno mismo y no a partir de los demás.
Al percibir esto se vuelve menos crítico y más comprensivo con las diferencias, respetando la forma de ser de cada uno.

El amor de dos personas enteras es el bien más saludable .En este tipo de unión, está el abrigo, el placer de la compañía y el respeto por ser amado.
No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces hay que aprender a perdonarse a sí mismo.

Flávio Gikovate.-Médico psicoterapeuta

Con ternura
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P