IMAGEN DE INTERNET
No, no teman amigos no les voy a hablar de recetas de cocina, quizás algún día lo haga pues soy buena cocinera y para inventar, me las pinto sola jaja!
Hoy, domingo deseo hablarles de cómo poco a poco hemos ido perdiendo en nuestras ciudades esos espacios que antaño podíamos disfrutar a cuatro pasos de nuestro hogar, ver una encina, un pino, un cedro o cualquier arbusto, ya es más fácil porque la cultura urbana lo ha implantado desde su hábitat natural a nuestro entorno para no tan solo tener el aire que respiramos más limpio, sino a la vez para recordar a nuestros niños y mayores como son y no perdamos la esencia del campo.
Antes de ser monja, vivía en un chalecito sencillo a 35 Km. del trabajo, en una urbanización muy bonita donde los vecinos no me molestaban y gozaba de unas vistas maravillosas.
En cierta ocasión vinieron en un autocar un montón de niños de un colegio de excursión a una Masia de mi urbanización y cuando les di los buenos días a los profesores, estos entablaron una agradable conversación conmigo y me explicaron, que estos niños nunca habían visto un tomate en la tomatera, ni sabían como se plantaban y se sujetaban los brotes con cañas igual que las judías verdes y fue casi enumerando toda clase de cultivos de la huerta.
Yo lo vi tan enfrascado con sus explicaciones que le invité a que los niños pasaran dentro de mi huerta para ver la plantación de hortalizas y demás cosas.
Tengo que decirles, que nunca vi unos niños tan felices oliendo un tomate o simplemente una vaina de judía perona: todo lo tocaban y aspiraban con deleite el olor del frescor que la naturaleza viva desprendía. De ese hecho ya han trascurrido más de 20 años y en ese tiempo nuestras ciudades se han masificado mucho más de toneladas de asfalto.
Si tenemos ocasión, no perdamos el buen hábito de pasear por el campo y enseñar a sus niños que no todo lo que se come, procede de la cámara o en conserva, al natural es un sabor tan auténtico que quienes lo han probado, buscaran la manera de regresar al campo y hacerse un poco campesino para contemplar las bellezas de Dios puestas en verduras y hortalizas o bellas encinas, pinares, frutales, en nuestro mundo vegetal alimenticio.
Y hoy les digo un secreto: «Aún conservo una algarroba de mi infancia, la tengo brillante como si fuese oro».
Díganme: ¿Cuánto tiempo hace, sino viven en el campo que no han visto y tocado un tomate como el que les dejo en la fotografía de portada?
Hasta mañana si Dios quiere, que pasen un buen domingo.
LES DEJO MI TERNURA
No, no teman amigos no les voy a hablar de recetas de cocina, quizás algún día lo haga pues soy buena cocinera y para inventar, me las pinto sola jaja!
Hoy, domingo deseo hablarles de cómo poco a poco hemos ido perdiendo en nuestras ciudades esos espacios que antaño podíamos disfrutar a cuatro pasos de nuestro hogar, ver una encina, un pino, un cedro o cualquier arbusto, ya es más fácil porque la cultura urbana lo ha implantado desde su hábitat natural a nuestro entorno para no tan solo tener el aire que respiramos más limpio, sino a la vez para recordar a nuestros niños y mayores como son y no perdamos la esencia del campo.
Antes de ser monja, vivía en un chalecito sencillo a 35 Km. del trabajo, en una urbanización muy bonita donde los vecinos no me molestaban y gozaba de unas vistas maravillosas.
En cierta ocasión vinieron en un autocar un montón de niños de un colegio de excursión a una Masia de mi urbanización y cuando les di los buenos días a los profesores, estos entablaron una agradable conversación conmigo y me explicaron, que estos niños nunca habían visto un tomate en la tomatera, ni sabían como se plantaban y se sujetaban los brotes con cañas igual que las judías verdes y fue casi enumerando toda clase de cultivos de la huerta.
Yo lo vi tan enfrascado con sus explicaciones que le invité a que los niños pasaran dentro de mi huerta para ver la plantación de hortalizas y demás cosas.
Tengo que decirles, que nunca vi unos niños tan felices oliendo un tomate o simplemente una vaina de judía perona: todo lo tocaban y aspiraban con deleite el olor del frescor que la naturaleza viva desprendía. De ese hecho ya han trascurrido más de 20 años y en ese tiempo nuestras ciudades se han masificado mucho más de toneladas de asfalto.
Si tenemos ocasión, no perdamos el buen hábito de pasear por el campo y enseñar a sus niños que no todo lo que se come, procede de la cámara o en conserva, al natural es un sabor tan auténtico que quienes lo han probado, buscaran la manera de regresar al campo y hacerse un poco campesino para contemplar las bellezas de Dios puestas en verduras y hortalizas o bellas encinas, pinares, frutales, en nuestro mundo vegetal alimenticio.
Y hoy les digo un secreto: «Aún conservo una algarroba de mi infancia, la tengo brillante como si fuese oro».
Díganme: ¿Cuánto tiempo hace, sino viven en el campo que no han visto y tocado un tomate como el que les dejo en la fotografía de portada?
Hasta mañana si Dios quiere, que pasen un buen domingo.
LES DEJO MI TERNURA
Hola querida amiga, todavía es sábado en Argentina ja ja ja. Me gusta la entrada ecológica que has hecho, tienes mucha razón, aquél que no ha experimentado los olores, los colores del campo, difícilmente puede gozar de tocar la piel del tomate. A propósito te cuento que en casa el desayuno y la merienda consiste en tostadas, queso crema, queso fresco con rodajas de tomate acompañando el té, el café con leche o el mate. ¡Qué rico!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBesos y muchosssssssssssssssss
Buenas noches Sor Cecilia.
ResponderEliminarEs cierto que a medida que van pasando los años, vamos apreciando muchísimo más todas las maravillas que nos rodean.
El mar, la montaña...dos regalos que poseemos para disfrutar.
Yo nací junto al mar, y para mi es imprecindible tenerlo siempre muy cerca.
Aunque biern es verdad que el campo me gusta muchísimo. De hecho, tuve la gran suerte que desde que nuestros hijos eran pequeños tuvimoa una hermosa casa en un lugar idílico de nuestra isla de Gran Canaria y en donde me deleité con la jardinería y mi pequeña huerta.Hoy en día vive mi hija con su esposo y sus hijos y me gusta ver como mis nietos disfrutan del entorno tal y como lo hicieronb su madre y sus tíos.
Es una lástima, como muy bien comenta, que muchos niños de hoy en día no saben de donde proceden la mayor parte de los alimentos que consumimos.
Un fuerte y respetuoso abrazo ny feliz domingo.
Pues yo hace más de diez años que no veo un tomate en su rama, a ecepcion de los que ahora venden en la frutería.
ResponderEliminarHoy mismo he visto en televisión una idea innovadora que esta teniendo mucho éxito. Se trata de que se alquilan (a 50 euros mensuales) trocitos de tierra de labor de unos 50 metros cuadrados, donde la gente de la ciudad puede tener su huerto, y el arrendatario le enseña a sembrar y cuidar el huerto. Han entrevistado a varia personas que están encantadas con este hobby. Disfrutan de la naturaleza y comen hortalizas sanas y ecológicas. Debería extenderse esta fantástica idea.
Buenas noches con un abrazo lleno de cariño.
P.D. Que lujo ser la primera en comentar jeje.
Buen consejo.
ResponderEliminarTengo la suerte de que una tía de mi marido tiene un huerto! y es verdad que el sabor nada tiene que ver!!!
Saludos
Apoyo esa idea...creo que tienes razòn que los niños deben pensar que las frutas se dan en el supermercado, pues se que hay muchos de ciudad que en su vida han visto un àrbol frutal mas allà de las pantallas de la tv., y los animales, pues en el zoo, y eso los exòticos, porque una gallina...jamàs...involucrar a la naturaleza en nuestra cotidianidad, un privilegio que se ha perdido...
ResponderEliminarabrazos
La verdad es que coincidimos en muchos de nuestros gustos. A mi también me gusta sembrar mi pequeño huerto, aunque solo vivo alli en verano. En invierno me vuelvo al piso, pero son solo 15 km de distancia.
ResponderEliminarSembramos tomateras con sus cañas, pimientos verdes, alcachofas, rabanitos...todo lo del verano. Y en invierno unas patatas y los frutales (naranjos, limoneros, nisperos, ciruelos de varias clases).
Y lo mejor de todo las Esponjas que siembro y con las que luego nos bañamos, hacemos plantillas para los zapatos. Son una pasada Sor Cecilia, la semana que viene cuando saque la entrada para que vea las plantas, porque no se si también las conoce y las ha sembrado alguna vez.
Tiene usted mucha razón hay niños que piensan que las naranjas o los tomates se hacen en fabricas como los coches. Y que nunca han tenido cerca un caballo o una cabrita.
Si por lo menos les dejan tener perro ya es un acercamiento a la naturaleza. Aunque no sepa montar en bicicleta como el que usted y yo sabemos. Ya la vi como adiestradora en aquellas fotos que nos enseño, pero esos perros se veian mas fieros.
Sobre el algarrobo puedo decirle que tiene buen gusto, que es el mejor arbol de la naturaleza. Como el ave fenix es de los pocos que pueden renacer despues de un incendio. Las algarrobas tienen propiedades nutritivas y medicinales. Y su semilla en el antiguo oriente era utilizada para dar valor a las cosas, de ahi viene la palabra quilates con la que se mide el valor de las piedras preciosas.
Cuide bien su semilla porque es un diamante pero de la naturaleza.
Bueno que me enrollo un monton y quería darle las gracias por sus visitas y comentarios. Me alegra el corazón sentirla cerca.
Cuidese mucho Sor Cecilia, que hace mucha falta por estos lares también.
siempre se aprecia lo que se va perdiendo, mientras lo tenemos no lo valoramos,
ResponderEliminarpor cierto, preciosos tomates !!
Hola de buenas noches
ResponderEliminarQue razón tienes, hace tiempo que no veo esos tomates tan extraordinarios..un placer leerte y venir a verte...
Saludos de buen fin de semana.
Sor Cecilia, el que tiene un trocito de huerto y planta sus cosechas...aunque sea poca cosa, percibe la diferencia al comerlas,su frescura, su olor...al natural como tiene que ser.En cuanto a enseñarles a los niños es fundamental que aprendan de todo y de la labor que desempeña el agricultor para llegar a recoletar (en este caso el tomate)y poderlo lograr.
ResponderEliminarTengo un jardín pequeño con flores pero hay un trocito destinado a tomates,judias,pimientos...es una manera de pasar el tiempo.
Un abrazo y gracias por esperar tanto para dejarme el comentario.
Yo esta tarde he estado plantando bulbos de
ResponderEliminarinviernos en un "arreate" alrededor de la piscina, para que este verano luzca lleno de flores; en verano suelo hacer conserva de tomates del pequeño huerto, y es un día muy especial.
El tema de los niños, en extremadura yo pienso que no hay problema, las ciudades son pequeñas y los padres pueden llevar a los niños al campo para que puedan apreciar los productos de las huertas.
Un beso
Es verdad amiga, vamos perdiendo la esencia de la vida bajo las capas de asfalto, y animales y huertos quedan relegados en nuestra sociedad para mas tarde ser visitados como espectáculo en el zoo o en el vivero. Acabaremos pensando que las lechugas crecen el supermercado???
ResponderEliminarQue tenga buen fin de semana hermana.
Hoy a falta de huerta he plantado dos cebollas y unos trozos de patata en un macetero,veremos si por lo menos le salen ramitas o raices. Un abrazo hermana y salud para todos hermanos.
ResponderEliminarBuenas noches o buena madrugada, por que ya son la 1,30 h.
ResponderEliminarHoy estoy despejada.
Aqui en Valencia hay muchos huertos.
y cuando veraneamos en Siete Aguas, a veces he comprado tomates directamente del labrador.
Petons maca, Montserrat
Hola Sor Cecilia..gracias a Dios yo tengo la inmesa fortuna de haber crecido en el campo...tengo familia ahí asi que cuando puedo me doy una escapadita para respirar el aire puro y a comer tortillas hechas a mano con una deliciosa ensalada de tomates fresquecitos...
ResponderEliminarRecibe un abrazo grande deseandote un lindo fin de semana...Dios te bendiga
Que lindo Sor Cecilia lo que ha dicho de las cosas del campo es muy distinto todo sobre todo en las hortalizas el aroma es tan distinto sobre todo en los tomates, el arome el sabor una delicia yo gracias a dios aun puedo saborear cosas del campo cada cierto tiempo a pesar de vivir en la ciudad mi padre tiene campo y viajamos muy a menudo, y ahí los encontramos con todas las delicias de las que usted habla muy interesante su entrada Sor Cecilia la felicito.
ResponderEliminarAbrazos grandes que tenga un feliz domingo.
Cuando yo trabajaba en Miranda del Castañar, un pequeño pueblo de la Sierra de Francia, me llevé a dos clases de un cole de Béjar a pasar el día con montones de actividades y los niños del pueblo. Lo que más les alucinó fue comer en un comedor escolar...entonces aquí no los había.
ResponderEliminarBesos Sor.
P.D. Te he escrito un correo, no sé si lo has recibido.
Me gusta tanto el olor del tomate, sobre todo al desprenderlo del tallo, que varias veces he comprado plantas en un viverista y los he pantado en casa, tengo la suerte de vivir en un primero y tengo un patio. Los he tenido de varias clases, incluso cherry, y se desarollan perfectamente en una maceta grande. ¿Por qué lo hago?, pues sencillamente para que me transporte a los olores de la infancia, con todo lo que ello conlleva.
ResponderEliminarBesos
Ay, si ud.supiera cómo extraño la huerta que tenia mi madre en el campo!Qué lindo era ir a buscar las verduritas para el puchero todos los días;hoy día,que uno vive en la ciudad ya no se puede, sin embargo en el fondo de mi casa este verano han salido,en un pedacito del fondo de micasa donde suelo tirar las cáscaras de la verdura(mi esposo saca lombrices de ahí para ir de pesca)3 plantas de tomates y se llenaron de sus frutos.
ResponderEliminarQué buen recuerdo ha traido a mi memoria.Un beso, cuídese,la quiero mucho.-
¿Qué gran blog !!!!! Soñando; *** Me gusta ver que todo lo que amo y en español;))) \ Por favor, deje que su ladrón, Mejor **** deseos a los polacos y les deseo mucha felicidad y el día ; ^ ^
ResponderEliminarHola Sor Cecilia!!
ResponderEliminarllegué a tu blog,a través de otro blog amigo, decirte que me ha encantado la ternura que desprende tu relato...
y a partir de ahora, con tu permiso, te sigo.
He de decir que conozco desde niña lo que es el huerto, gracias a que mi padre siempre tuvo uno, y que aún hoy esperamos ansiosos la época del tomate, más que ningún otro producto, aunque haya muchos, pues no sé que será...que tan ricos no hay otros!!
Un beso grande.
Isa
Querida Sor Cecilia:
ResponderEliminarHasta los 19 años viví en Madrid, aunque tuve la suerte de hacerlo en una urbanización que colindaba con el Parque del Capricho... Estaba en las afueras de la ciudad (hoy en día, la ciudad se ha comido la Urbanización y ya llega casi hasta el aeropuerto), pero cierto es que, en la parada del autobús para ir al cole, nos rodeaban pinos que se decía que ya estaban allí en la Guerra Civil...
A esa edad, los 19, nos vinimos a vivir a la sierra, y la verdad es que fue como un sueño hecho realidad, aunque lo estropeaba un poco vivir en una urbanización... Las vistas de las puestas de sol en las montañas eran espectaculares, y cada bloque de pisos tenía una amplia zona verde donde los vecinos podían plantar lo que desearan...
En 2001 me volví a Madrid y esta vez al centro... ¡HORROROSO! "Sólo" había gente, contaminación, tráfico colapsado, transporte público donde el objetivo era sobrevivir...
Hasta que en septiembre he vuelto a mi querida Sierra de Guadarrama, y esta vez con todas las de la ley: un chalet en lo más alto de la urbanización desde donde puedo ver ¡todo! El Escorial, las montañas (no sé sus nombres), ¡las estrellas! (en Madrid me olvidé de que existían), puedo oír el silencio de la noche, los trinos de los pajarillos al amanecer...
No tengo huerta, pero todo lo demás suple, y con crecer la calidad de vida que ahora tengo...
Me encantó la entrada, Sor Cecilia... Muchos recuerdos trajiste a mi mente... Y, a veces, es bueno recordar para valorar lo que ahora se tiene...
Un beso y una flor!
Querida Sor Cecilia cuanta razon tienes me has hecho acordar de la huerta de mi padre y los sabnores de mi infancia.
ResponderEliminarTe dejo mi cariño.
*¸.•´¸*.•*´¨) *¸.•*¨) ¸*.•´*¸.•*´¨)*
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¿Sabe lo que hago, Sor Cecilia, para evocar recuerdos de la infancia y el aroma de un tomate similar al de su imagen?...
ResponderEliminarCompro tomates en rama de la tierra de mi padre, de Almería... Andalucía... ¡¡¡tienen el mismo aroma!!!.
Besos y Feliz Domingo.
Bellísima y certera reflexión, Sor Cecilia.
ResponderEliminarLa verdad es que la fruta y las hortalizas ya no saben como antes porque para que nos lleguen sanas les meten muchos conservantes.
Hace años que no he visto (ni olido) los tomates en una huerta. La verdad es que es algo que no debiéramos perder.
Los artículos de este blog me gustan mucho. Son reflexiones que nos permiten conectar con lo mejor de nosotros mismos.
Un abrazo de domingo nublado y con viento
Ana
Sor Cecilia, paso a dejarte saludos y un beso, cuidate mucho.
ResponderEliminar"A tu lado mi oración"ayer sin tiempo ni de respirar despues de dejarte aqui mi visita temprano y jamás he sido Taquigrafa.
ResponderEliminarun abrazo
Marina
Buenos dias querida amiga Sor Cecilia, aqui estoy para dar un paseo por el campo que es una terapia y alimento para el alma, yo cuando voy es maravilloso vivirlo y sentirlo ese aroma a pureza, y sentir en el silencio las algarabias de los pajaros buscando sus alimentos y oir el agua de algun riachuelo o arroyuelo, yo como soy soñadora pues siento mucha paz es una sensacion que no puedo explicar, y el que tenga la suerte de tener un terreno y siembre sus alimento eso es una vendicion, muy lindo su spot querida amiga gracias por compartir y hacernos soñar bello.
ResponderEliminarle dejo besos y abrazos grandote su amiga Lola. feliz domingo.
De hecho hay un estudio reciente con alumnos canarios que no conocían determinadas frutas y hortalizas, es para tirarse las manos a la cabeza, por lo que estamos haciendo con nuestra juventud.
ResponderEliminarQuizás esta crisis nos haga reaccionar y volvamos al campo a cultivar nuestros productos sanos y de la tierra, que nuestra salud agradecerá.
Un buen artículo para reflexionar y despertar conciencias.
Un abrazo
hola cecilia,debo confesarte amiga que llevo años sin poder apreciar una huerta,oler l aroma de esos tomates como en la foto,pasear por un campo y disfrutar no solo de sus paisajes que no son pocos,sino de respirar aire limpio y puro.
ResponderEliminarme crie con nuestra propia huerta en casa,mi padre la habia realizado en el patio de casa,alli habian tomateras,lechugas,judias que crecian envueltas en sus vainas pegaditas a las cañas para que elevaran al cielo,yo colaboraba cada dia junto a mi padre y si bien no teniamos una huerta envidiable era para nosotros la mejor huerta del mundo.
gracias por traerme estos bellos recuerdos de mi infancia amiga y hacernos ver las cosas mas sencillas de la vida,esas que por desgracia la hemos perdido,pero gracias a tu mano hoy podemos recapacitar.
un fuerte abrazo desde el corazon y que pases un domingo lleno de alegrias!!!!!
Preciosa entrada, sor Cecilia. La tomatera revienta de saludable. Me pasa como al amigo Armando: soy de mar y de campo. Mi infancia transcurrió soleada y curtida por la sal entre maizales, moscateles, frutales y tomateras.La cabeza, a pájaros por dentro y por fuera. Los aromas de azahares, de jazmines, de rosales y alhelíes de la mano de mi abuela.
ResponderEliminarUn abrazo, hermana.
Que disfrute del domingo.
Tienes toda la razón, estamos relegando lo verdaderamente importante a la cola de una larga lista de vanalidades.
ResponderEliminarYo tengo la gran suerte de participar en un huerto urbano biológico cerca de casa, en unos terrenos cedidos por el ayuntamiento para estos menesteres, y es alucinante, no tenemos ni idea, pero aún así la tierra nos gratifica con hermosas lechugas y coles, debe de ser por los mimos que les demos. Hemos plantado un semillero para los niños del barrio, para que ellos mismos se encarguen y la verdad es que están gozando, creo que se han olvidado de las dichosas consolas, y la tarde se les hace corta. Bueno, al final me he extendido como siempre, je,je,je, no lo puedo remediar, nos dejas campo abierto.
Besos con el alma
Hola Cecilia, muy verdadero, la vida cambia y lo más hermoso va desapareciendo, hasta donde va ha llegar la pérdida de terreno para purificar el ambiente y alimentar la humanidad...nadie lo sabe, y es triste, muy triste.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ambar.
Hecho tanto de menos la naturaleza¡
ResponderEliminarLa parte positiva es que disfruto un montón cuando salgo a la montaña o cuando veo fotos de tomates ¡¡¡
ja ja ja
Un montón de gracias por la entrada¡¡
Buen post amiga que tomates más buenos los de la imagen en la tomatera , yo recuerdo su olor de las tomateras en la huerta, no perdamos la esencia del campo y de la naturaleza y inculquemos a los niños desde pequeños que el campo es vida y que todo germina de la tierra madre.
ResponderEliminarAbrazos de MA para ti.
Hola apreciada amiga Sor Cecilia, el otro día, además de agregarme a tu maravilloso blog, quise comentarte, pero me quedé sin conexión por problemas con el Servidor. Así, que aprovecho ahora que tengo señal para visitarte.
ResponderEliminarOtra de las cosas que me agradan mucho, es que tu blog vive sin publicidad, subsiste solo con Amor, al igual que el mío.
Feliz comienzo de Semana!!
Un beso
Hola Sor Cecilia. Buenas tardes.
ResponderEliminarEspero que se encuentre bien.
Fresco y delicioso post je,je,je. Y màs cuando se cuenta una bella experiencia que rejuvenece el alma.
Dios me la bendiga siempre.
En Roma veo muchos tomates en la mesa je,je,je. Pero de seguro cuando regrese a Colombia los verè en sus campos y hasta tratarè de olerlos como los personajes de su relato.
Fra Rodolfo de Jesùs O.Carm
Sor Cecilia, lleva toda la razón, tengo la suerte de tener un jardín pequeñito con árboles frutales.
ResponderEliminarPara mí es un regalo, poder pasar todos los días de descanso en mi pueblo.
Gracias por sus visitas a mi blog y un abrazo desde mi Librillo.
Esta bien. Yo tengo una parcela con frutales y también hago semilleros de tomates, lechugas...
ResponderEliminarTodo ecológico. Como estoy en el paro dedico más tiempo al campo. Al fin y al cabo es lo que me gusta. Un saludo.
Y es verdad, nos estamos olvidando de las cosas que realmente tienen vida, lo que es natural, lo que Dios nos regalo como naturaleza, ¿lo podremos algún día recuperar?
ResponderEliminarEs cierto Sor Cecilia, hace mucho que no veo ni toco un tomate, a no ser del supermercado.
ResponderEliminarLas buenas constumbre las estamos perdiendo y nos engulle el asfalto y los humos de las ciudades.
Respirar aire puro, como decía mi padre al llevarnos al campo, es lo mejor del mundo.
Te dejo mis cariños