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domingo, 7 de febrero de 2010

RINCÓN DE LA MÍSTICA.-Sor. Isabel de la Trinidad





¡Ser esposa de Cristo!
No es sólo una expresión del más dulce de los sueños; es una realidad divina, la expresión de todo misterio de semejanza de unión. Es el nombre que en la mañana de nuestra consagración la Iglesia pronuncia sobre nosotras: «Veni, sponsa Chisti!»
¡Hay que vivir la vida de esposa!«Esposa», todo lo que este nombre hace presentir de amor dado y recibido… de identidad, fidelidad y entrega absoluta…Ser esposa es entregarse como él se entregó; ser inmolada como El, para El…«toda suya»!
Ser esposa es tener todos los derechos sobre su Corazón…Es un diálogo para toda la vida…Es vivir con…siempre con…Es descansar de todo con El y permitirle descansar de todo nuestra alma…

Es no saber más que amar: amar adorando, amar reparando, amar orando, pidiendo, olvidándose. Amar siempre bajo todas las formas.
«Ser esposa» es tener los ojos en los suyos, el pensamiento obsesionado por El, el corazón todo cautivo, lleno como fuera de sí y pasado a El, el alma llena de su alma, de su oración; todo es ser cautivado y entregado…
Es, teniendo siempre fija en El la mirada, sorprender el menor signo y el más pequeño deseo; es entrar en todas las alegrías, compartir todos sus dolores. Es ser fecunda, corredentora, dar a luz almas a la gracia, multiplicar los hijos adoptivos del Padre, los rescatados por Cristo, los coherederos de su gloria.
«Ser esposa», esposa carmelita, es tener el corazón abrasado de Elías, el corazón trasverberado de Teresa, «su verdadera esposa», porque cela por su honor.

Finalmente, ser tomada por esposa mística, es haber arrebatado su corazón hasta el punto que, olvidando toda distancia, el Verbo se derrame en el alma como en el seno del Padre con el mismo éxtasis del infinito amor. Es el Padre, el Verbo y el Espíritu invadiendo el alma, deificándola y consumándola el la Unidad del amor. Es el matrimonio, estado fijo, porque es la unión indisoluble de las voluntades y de los corazones. Y Dios dijo: «Hagámosle una compañera semejante a él, serán dos en uno» (Gen, 2, 18,24.
Sor. ISABEL DE LA TRINIDA icd-Cuaderno personal Cf PAT)

Comentario.-
Aunque aquí la Santa, sólo se refiere al matrimonio espiritual al estado religioso, deseo añadir, que cualquier cristiano pude recibir esas gracias, no es exclusivo de la Orden del Carmelo, ni de O. de predicadores, ni franciscanos etc... Es de la persona que cualquier estado, por medio de la oración y de llevar una vida de obras de misericordia y pensamientos limpios, Dios le permite penetrar en su corazón.

Por lo tanto mis queridos comentaristas y seguidores del Bog, les animo a: « dentro de su vida ya sea casado, soltero o vida/o, se animen como digo, a orar, a intentar llevar todo el día ese diálogo de amor que rebasa todos los límites humanos hasta que son tomados por Dios.

Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

1 comentario:

  1. Muy buena invitación la que nos hace a través de este escrito de Sor. Isabel de la Trinidad. Gracias!

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