DIOS ES FUEGO DEVORADOR (Hb 12-29)«ENAMORADA»

Sí, Dios abrasa nuestra alma de tal manera que no nos deja escapar de su incandescencia.
Nos introduce en su bodega, nos embriaga de sus mejores vinos y luego, dulcemente nos lleva a su alcoba, allí donde él mora en comunión con la Santísima Trinidad.

Morir para el alma es sencillo, es deliciosamente suave, no se entretiene en ver cuan pecadora es, ni cuanto le falta para aprender para saber amar en perfección. Ella, ve el fuego, y el mismo Espíritu Santo al verla tan dispuesta a todo, la toma tal cual es y la introduce en el mismo centro de su morada y allí en pura fe, vive la unión mística que todo lo trasforma para ser poco a poco la viva imagen de Cristo, de quien es esposa y al cual posee sólo por gracia.


ENAMORADA

La alegría es grande estando enamorada,
ésta crece en el espíritu y contiene a toda el alma
y este crecer con voluntad, arraiga,
recogidas así, potencias y fortalezas adobadas.

El contenido del espíritu,
el continente del alma,
el contenido de la mente
y el contenido del cuerpo.
todos se someten.

Es Dios quien las recoge,
son como ovejas mansas,
que pacen juntas por el monte,
armoniosas, limpias y sanas.

Adobadas quedan las virtudes,
sometidas las tentaciones
y así cuerpo y mente hacen costumbres,
alabando a su Señor en las oraciones.

Pero… ¿Quién doblega a las tentaciones?
es el alma que mira a Dios y le dice:
¡Padre, abrázame y ataja mis limitaciones!
y él viene y un beso estampa en su frente.

Ante tantísima misericordia,
el corazón parece que va a estallar
más aún, en su pecho hay más Dios del que había,
y por ese amor se deja libremente apresar.

Más acontecen afecciones espirituales…
buenas son, si vienen serenadas,
y aún que nadie atine a ver sus males,
ella las conoce y a Dios pide le sean remediadas.


Confieso…soy muy feliz, ¡estoy enamorada!
y por él, voy a dejarme ser desgastada,
en esa celda de amor apresada,
recogida en los brazos de su morada.

hago mías las palabras de Sta. Sin vivir en Teresa:
«Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero
que muero porque no muero.


Y así vivo en la misericordia de Quién amo
deseando penetrar y ser penetrada del su amor divino
que vivo en el mundo muriendo
para ser hija de Dios tan sólo con su beso.

Con ternura.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P