LA FRAGANCIA DEL AMOR

Entiendo que para que crezca nuestra vida interior, hay que vivir desde lo sobrenatural, desde ese misterio de fe, que aún siendo luz, es tiniebla o mejor aún una oscuridad por iluminar.
Es la conciencia de saber que en nuestra alma está Dios y que siempre estará metido en nuestro ser, acompañándonos por la senda del amor.

Oigamos como nos habla, como nos susurra como una fresca brisa nuestro interior y nos deja un bálsamo de amor para que intentemos imitar su habla, aunque al principio solo nos salgan susurros ahogados de amor; si estamos atentos y abandonados a su Providencia, pronto entenderemos ese mágico idioma de amor de Dios.

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LA FRAGANCIA DEL AMOR


No quiero poseer ni un solo recuerdo de este mundo,
más de aquellos donde estabas sólo tú,
quiero morir para ocultarme en el amor más profundo
y desde este abismo, seguir aún a oscuras tu luz.

¡Clausura!, glorioso contenido de amor,
que entre rejas, aún más el amor es libre,
pues se entrega respirando a mi salvador
todo cuanto soy tal solo, para servirle.

Mi Cristo está dentro y está fuera,
mi Cristo, está metido en toda mi alma
y entre tanto yo vaya muriendo lo que era,
más crece él, para hacerme yo nada.

Dulce es el amor de su herida,
dulce es su gloriosa mirada.
¿no la veis vosotros como se clava?
me mira, sí me mira y me siento perdida.

Vivir enamorada, es una oración
es sentirte fragancia en la mañana,
en la tarde una brisa marinera
y por la noche soy toda una canción.

¡Cuánto deseo estar en el cielo!
y poder decir…Señor ya estoy aquí
besadme que ardo en el fuego
“Amor pelado me pedisteis”, vuestro es hasta el fin.

Con ternura.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P