UN DÍA DE CAZA: UNA LECCIÓN

Mi padre solía llevarme de caza y de pesca, cosa que me encantaba, me tocaba hacer de sabueso e ir a buscar las piezas que más de una vez no encontré en medio de los arrozales. Pero mi gran ilusión era poder dispara aquella escopeta de dos cañones que papá limpiaba con esmero para la caza. Se lo había pedido muchas veces que me dejará tirar un tiro, pero su respuesta siempre «NO»

Un día regresábamos ya para casa y paró la moto y con cara muy sonriente me dijo: ¿A ver si tienes puntería?, bajé de un salto del sidecar tomé la escopeta y apoyándola fuertemente me dispuse a dar caza a un gorrión en una rama del árbol.

Hice el disparo, cayó al suelo el pajarín…me apresure a ir a cogerlo y con extrañeza me di cuenta que estaba muerto. Ya no tenía importancia que hubiera disparado y acertado en el blanco, los ojos del alma se me abrieron mostrándome lo banal de aquel acto e irrumpí a llorar amargamente.

Papá, me tomó en sus brazos tan cariñosamente que me sentí extraña, pues por primera vez no me estaba riñendo sino consolándome y secándome las lágrimas con su pañuelo.
Entonces tomándome mis mejillas entre sus manos me dijo con mucha ternura: « Teti, no llores y escúchame bien; siempre que mates un animal, mátalo para comer y nunca por placer», miré a mi padre y me pareció un hombre sabio, nunca me había dado cuenta que tuviese unos pensamientos tan clarividentes y me quedé sorprendida y al mismo tiempo admirada.

Cuando llegamos a casa, papá me hizo desplumar el gorrión, limpiarlo, freírlo y lo peor de todo comérmelo con mucha repugnancia.

APRENDÍ LA LECCIÓN

1.-Siempre que he cazado o pescado ha sido para comer y no he hallado placer en hacerlo.
2.-He aprendido que hay muchas maneras de matar.

Matar esperanzas, ilusiones, matar sentimientos, matar con palabras, matar con miradas y matar para sobrevivir, matar proyectos etc.

3.-No hay excusa divina ni humana para poder matar y si la hallamos es que nos estamos engañando y mucho.

4.- Pensemos que siempre nos llegara el momento en nuestra vida en que nos podemos preguntar… ¿Cómo y en qué forma yo he matado?

La fotografía es de cuando tenía 14 años, pero mi primer disparo fue cuando contaba 10 años.

Deseo que esta experiencia mía que mi padre me hizo aprender, sirva para evitar hacer daño de las mil y una forma en que la vida nos presenta cada día para saber aprender una lección de por vida.

Con ternura.

Sor.Cecilia Codina Masachs O.P