No recuerdo cuantos años tenia, puede que nueve, cuando tuve que pasar por un compromiso, llamémosle« compromiso social».
Todos los domingos con mi madre y abuela íbamos a Misa, mi abuela se sentada en el primer banco y mamá y yo en el alero izquierdo.
Siempre me hacían “ir a cuatro de fondo” para no llegar tarde y tener buenos lugares. Personalmente a mi gustaba más quedarme oculta, como diluida en medio de la gente, vecinos y amigos de toda la vida, más todos los emigrantes que se habían integrado en la comunidad.
Llegaba el momento de ir a comulgar y la abuela ya desde el otro extremo abría desmesudaramente los ojos indicándonos que teníamos que incorporarnos a la fila detrás de ella, en medio de las dos tenía que ir yo y casi a empujones me hacían incorporar a la fila, me veía hecha una “empanadilla”.
Estaba abocada a un compromiso: tenía que ir con ellas a comulgar o tendría una fenomenal riña de la abuela; pero yo tenía pecadillos y no me había confesado, más no me valía intentar explicarles que no debía comulgar, ya que con sus miradas inquisidoras de una y de otra, al final opté por callar y obedecer a mis mayores.
Mientras estaba en la cola, le pedía perdón al buen Jesús y era tal mi turbación por ir a recibirle tan sucia que determiné que esta situación nunca más volvería a sucederme. Entre tales debates ya me hallaba delante del sacerdote que me ofrecía al Hijo del Padre, a Jesús, así que comulgué y lloré amargamente aquella situación.
Al llegar a casa, hice a las dos sentarlas en el comedor y les dije, que Jamás volvería a comulgar en pecado y hacerme ir a la fuerza, tras desahogarme ambas de miraron y la abuela sólo añadió: Que era una niña rara y tozuda. Bien lo de tozuda lo acepté, pero lo de rara…eso me ofendía ya que me hacía ser distinta a las niñas normales y yo ya tenía mis trabajos interiores para parecer una niña normal, cuando no tenía la memoria totalmente recuperada por mi accidente.
De todo esto aprendí:
1.- Jamás intentaría forzar situaciones no deseadas a ninguna persona.
2.-Que respetaría la individualidad de cada uno como una genialidad
3.- Respetaría siempre la libertad e igualmente intimidad de cada persona, aunque tuviese otro parecer.
4.-Jamás haría ni diría nada que no fuese verdad y guardaría ese principio teniendo por más verdad la Prudencia.
5.-No me sentaría por iniciativa propia en los primeros bancos de ningún lugar.
6.- No volvería a comulgar estando en pecado.
*En mi experiencia adulta, puedo afirmar, que he permanecido fiel a todas mis normas, tal fue así que no volví a comulgar, porque me aparté de la Iglesia por espacio de casi 20 años, hasta mi conversión a los casi 39 años.
Con ternura.
Sor.cecilia Codina Masachs O.P
En lo de 'no forzar' tenemos algo también en común. ¡Pero yo lo aprendí mucho más tarde! ¿Dónde hablas de tu accidente? Quiero conocer tu experiencia.
ResponderEliminarGracias por darnos "tu crecimiento personal".
Estás en mi corazón y en mi oración
Hermanita de mi Alma... me encanta leerte... gracias por abrir tu corazón.... Todo mi cariño y muchos muchos abrazos!!!
ResponderEliminarCómo debemos aprender muchos eso de "no forzar a alguien a hacer cosas que no quiere hacer". Gracias por hacernos reflexionar acerca de esto Sor Ceci.
ResponderEliminarYo también voy a buscar acerca de su accidente. Me ha llamdo la atención que lo menciona ultimamente.
Saludos mexicanísimos.
Hoy he descubierto este rincón, magníficas flores, paz y oración, un lugar para preparar mejor mi corazón. Gracias.
ResponderEliminarMe gustan mucho tus reflexiones a raíz de esa experiencia infantil. La sensibilidad de los niños a veces nos pasa desapercibida a los adultos -padres, abuelos, educadores- y, sin querer, les hacemos daño... como te ocurrió a ti. ¡Qué bonito que de ello extrajeses esos aprendizajes tan sabios!... y es que todo es por algo. Un abrazo, Hermana.
ResponderEliminarBon día:
ResponderEliminarA veces sere tozuda es positivo.
Y tu lo eras de acuerdo con tu sensible conciencia, no querias ofender al Señor.
Gracias, por contar estas experiencias.
Una abraçada, Montserrat
EXCELENTE RECUERDO DE COMPROMISO SOR CECI. Y VER ESA IMAGEN DE UNA HERMOSA PEQUEÑA ME EMOCIONÓ. ESA IMAGEN, ESA FOTO LO DICE TODO.
ResponderEliminar"NI MÁS NI MENOS QUE EL COMPROMISO A LA PALABRA , A LA VIDA, A LA DIGNIDAD"
GRACIAS SOR CECI
SIL
Los adultos podemos hacer mucho daño a los niños sin querer y con toda nuestra buena voluntad. Ys suele ser porque no los tomamos en serio. "Son niños..." decimos. E ignoramos que tienen un corazón y una mente muy moldeables que podemos dañar. Un abrazo: Joan Josep
ResponderEliminarHola hermana Sor Cecilia !
ResponderEliminarPrecioso post, tierno, como lo es su alma, humilde por su niñez y grande por su Amor a Nuestro Señor Jesucristo y a la Iglesia.
Un fuerte abrazo !!!!
Sor.Cecilia maravillosa tus reflexiones.
ResponderEliminarUn cordial saludo… De
Abstracción textos y Reflexión.
Adelante, ánimo¡¡¡ esto es trabajar por el Reino.
ResponderEliminarGracias por estos testimonios que son tan necesarios. La encomiendo a María.
Digo lo mismo que el comentarista que me precede: Adelante, ¡esto es trabajar por el Reino!. En cuanto a la entrada ¡que decir!, todo ternura... lo que tú eres.Siempre, siempre hay que escuchar a los niños y respetar la individualidad el otro.Un abrazo
ResponderEliminarMaravilloso el post de hoy me veo yo muy reflejada pero tal y como la hermana Cecilia entraba y quedaba como una empanadilla en medio de la abuela y la mamá yo entraba de la mano de mi abuelita pero en cuanto podía me salía de la misa ya que era la segunda que oia y en esta de 12 se cantaba mucho y yo aprovechaba para salir a jugar al artio de la Catedral de León y al acabar me colaba entre otras personas y con mucho disimulo me ponía al lado de mi querida abuela (yo ya había oido una misa) y sigo con una misa.
ResponderEliminarun abrazo Sor Cecilia y hasta la tarde...tarde.
Marina
Hermanita: Los mayores debemos aprender a escuchar a los niños.
ResponderEliminarQue bueno lo que aprendió después de aquella experiencia."A los que aman a Dios todas las cosas le ayudan a bien" ¡qué bendición!
Una sonrisa.
♥Alicia
Estimada Sor Cecilia:
ResponderEliminarDe la mano de Alicia (Perlitas para el Alma) llegué hasta este hermoso blog.
Como catequista de Primera Comunión lo único que puedo hacer es decir como San Pablo: "¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!" (1 Cor 9, 16-19,22-23)
Un abrazo bouganvillero
Hermosa niña, hermosa historia, buenísma la reflexión. Estoy totalmente de acuerdo que no hay que forzar " a nadie". Y lo que cuentas, de ir todos los domingos a misa con tu madre, me resulta conocido.
ResponderEliminarGracias por tu sensibilidad para publicar lo que de una manera u otra nos pasa a todos.
Besosssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
Humildad, compromiso, aceptación.....y conversión, maravillosa lección para reconstruir lo destruido, aumentar nuestras fuerzas para el duro trabajo, comprometernos con Dios confiando en su ayuda permanente y ....lo más importante, mirar siempre adelante aunque nos salpique en la cara y ojos el barro del camino porque siempre podemos limpiarnos con el Agua Viva del Amor de Dios.
ResponderEliminarComo diría Pablo VI, el rosario es el Evangelio concentrado y si me lo permite, yo añadiría..... y sus vivencias la razón del Evangelio.
Muy estimada Sor Cecilia, reciba como siempre mi más respetuoso saludo.
Benvolguda Ceci:
ResponderEliminartengo yo una experiencia parecida, allá por mis veinte años (fa molts de vints anys que tinc vint anys, tú ja ho saps):
En la juventud, o para nada te sientes sucio o te ensucian con demasiada frecuencia
El caso es que en una misa "de la casa de la pradera" (así definió mi chica a las misas que celebrábamos, por la familiaridad que existía entre todos) no me sentía del todo agusto conmigo y por tanto con el Amigo.
Puesto que antes no pude, aproveché que el agustino y amigo sacerdote vino a darnos la paz para comentarle: "no sé si debo comulgar"
Me sonrió y me dijo: "no lo dudes"
Te aclaro que no estoy invitando a nadie a comulgar "en pecado". Tan solo a no dudar de su perdón a los hombres y mujeres de buena voluntad
Un abrazo en el Amigo, Al + Mc
Las dos hoy hablamos de nuestra niñez y de la misa de los domingos, de nuestras abuelas y de Jesús ecucaristía.
ResponderEliminarSu experiencia de niña y su compromiso son de una gran enseñanza y vaía para todos los que la visitamos hermana.
Por otros caminos llegué a valorar lo que usted tomó como su compromiso de vida, y trato como usted, cada día de no avasallar al otro, de respetar sus necesidades y sus tiempos.
Gracias por darnos tanto de Usted, nos está haciendo mellas profundas en el Alma.
Hola hermana que reflexion mas acertada, que daño nos pueden hacer los mayores sin querer, a mi me hicieron mucho daño cuando era pequeña.
ResponderEliminarYo soy la mayor de cuatro hermanos y siempre he estado criando hermanos, mi juventud se perdio en esos menesteres y trabajando.
Un abrazo