HABLEMOS DE VIOLENCIA.-MALOS TRATOS

Si la violencia es indigna en el hombre, es lógico que quienes la tengan que soportar, también se sientan indignados.

Hace años que nuestro país está sufriendo una violenta ola de terrorismo hoy ya más controlado, quizás porque ya no tienen los apoyos que en días pasados tenia, pero la ola de violencia hoy se está cebando en los maltratos de genero, mujeres que son victimas de sus esposos, amantes o pareja de hecho, sea cual fuera el tipo de la unión, el hecho es que mueren con soberanas palizas y ensañadas con ellas hasta las barbaries más insospechadas de torturas psicológicas y físicas.

Esta violencia desatada en nuestras sociedades pues un efecto a nivel mundial, deja una lacra de mucho sufrimiento en las mujeres y niños, que se ven obligados a huir constantemente de sus casas, de los hogares de acogida porque son perseguidas por sus esposos hasta que la huida ya se hace insoportable y sucumben ante el hombre que pretende tener el dominio total de su persona.

Mujeres que nos venían a urgencias de nuestro hospital con una desesperación tal que no sabías como controlar, y cuando se quitaban el abrigo, la manta o la sábana, contemplabas estupefacta un cuerpo magullado, con cortes de navaja, signos evidentes que le habían cortado la piel a tiritas.

Nuestros ojos han visto muchas atrocidades, como un niño de pocos meses que su padre, drogadicto, había apagado los cigallillos en su pequeño cuerpecito y hasta en los ojos.

He observado en estás últimas décadas en que hemos sufrido en nuestras sociedad cambios profundos en la política, en la Iglesia, en la estructura de la familia que me han obligado a analizar los cambios de su comportamiento y podemos comprobar que paulatinamente se ha ido acostumbrando a ver«el ir y venir de la muerte». Sólo cuando la masacre se hace en masa o en determinado estrato social, es cuado aparece un sentimiento popular más indignado.

Pero esa indignación no queda en una mera indignación, la cadena mediática ya se ocupa de poner todos lo ingredientes necesarios para que además de la indignación sienta odio, por quienes comenten esos asesinatos o malos tratos.

El hombre que comete esas barbaridades no es un hombre libre, sino un ser desequilibrado aún que en apariencia nos parezca normal tan solo con una gran carga de maldad.
Este post de hoy pretende que eduquemos nuestros sentimientos para que nos contaminen con argumentos que defiendan «Ojo por ojo, diente por diente».Entiendo que es necesario tener presente que ese hombre merece la oportunidad del arrepentimiento, que la sociedad no debería juzgarle con odio, con venganza por el daño que ha hecho .Sí, es cierto que nos indignamos, pero repito cuidemos nuestros sentimientos, pues si ellos matan a sangre fría, nosotros al odiarlos por su acto, no estamos más lejos de su maldad.

Reciban mi ternura
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P