Realizar todas las cosa por Dios y en Dios es algo excelente, pero realizar todas estas cosas buenas en nuestros hermanos por ellos mismos porque vemos en ellos la imagen de Dios, todavía es más excelente.
Con frecuencia en nuestra vida suele aparecer «La Queja» ¡Ay! esto es muy incómodo, esto no me sirve para nada, ¡Oh! Qué pesado es este hombre con el trabajo y todo un largo etc. etc.
Aparecen en el vocabulario del religioso palabras, actitudes que años atrás no se nos habría ocurrido decir o hacer porque nos habíamos desprendido de toda esta lacra. Pero resulta que «Si ponemos la queja en nuestra vida, ya podemos ir olvidando nuestro futuro» y además seremos unos aburridos en nuestra conversación, siempre sacando las cosas más negativas de nuestra vida, que al vernos…huirán de nuestra presencia. Y está regla, sirva para toda persona religiosa o laica.
Aparecen muchas excusas que hacen nuestro proceder justo y entender que nos hemos equivocado y eso nos cuesta porque es perder comodidad. Luego… ¿En qué se pierde un religioso?, se pierde en querer tener razón- En definitiva todos sin excepción nos perdemos en querer mantener nuestro dominio, en dar la última palabra.
Pero mi pots DE HOY no va sólo dirigido a los religiosos sino a toda la sociedad, porque nos afecta por igual ya que interfieren en las relaciones interpersonales.
Si para un religioso faltar a la obediencia constituye motivo de penitencia, para un laico que trabaja en unos almacenes si no cumple lo que su jefe le manda, también es un motivo de falta si se falta en cosas pequeñas en una virtud, también corren el riesgo de faltas en las demás virtudes
¿Por qué no se crece en las virtudes?-
Tres son las enfermedades que impiden el crecimiento en nuestra vida espiritual, a saber:
a) La pereza, b) la rutina c), y la falta de oración verdadera.
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Si ponemos Intensidad en lo que vivimos, no permitiremos «Ir tirando» como vulgarmente se dice, sino que con tesón arrancaremos de raíz todo cuanto nos estorba de las llamadas imperfecciones, para ponernos a trabajar con método una seria disciplina, ajustada a lo que necesita casa uno según su estado de progreso espiritual y sin temor crecer hacia Dios.
La primera virtud en poseer a parte de la humildad , es la hermana llamada agradecimiento, con él los caminos se ensanchan, dan paz y alegría y se toma conciencia de lo que uno es y de lo que desea ser.
A parte de tomar una determinada determinación “ frase que me encanta de Santa Teresa de Ávila”, la constancia, con un solo minuto de negligencia podemos poner en peligro nuestro futuro de Creyentes seguidores de Cristo e incluso de perder el deseo de la Eternidad, que no es otra cosa que saberse por siempre en Dios.
Las bellas palabras del profeta Jeremías, en numerosas ocasiones acuden a mi mente como una jaculatoria: «Señor me has seducido y me he dejado seducir» (Jr 20,7)
A esa Seducción están invitados todos.
Con ternura.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P
Sor Cecilia:
ResponderEliminarNuevamente, me haces recapacitar.
A veces yo "rondino", refunfuño, con las tareas de la casa. En vez de dar gracias a Dios porque tengo casa.
Ay, Sor Cecilia, gracias por esta reflexión.
Una abraçada, germana, Montserrat
Gracias por sugerirnos este "autodiágnostico" sor Cecilia... A ver qué mal andamos casi siempre...
ResponderEliminarSor Cecilia Gracias!!! me uno a los comentarios de Montse y de Novicia...cuanto nos quejamos...!!
ResponderEliminarUna forta abraçada en Crist.
Desgano, cansancio, desagrado, queja constante, conducen al barranco.
ResponderEliminarHumildad, gratitud, sencillez, silencio, sana alegría y trabajo ofrendado diariamente, son un secreto valioso del alma serena y enamorada de su dueño.
No debemos perder el encanto de vivir con amor cada día. Amor a nuestro Señor y amor a nuestros hermanos.
Le dejó mi Paz, le doy mi bien, hermana como Usted lo hace conmigo cada vez que me visita con sus palabras.
Bella reflexión en torno a la virtud.
ResponderEliminar¡Salud y virtuosa alegría!