TEOLOGÍA: «LA VERDAD OS HARÁ LIBRES»

No sé si podré explicarles con pocas palabras lo que significa «Libertad» en clave teológica que es la que como monja domino. Lo intentaremos.
«Sólo hay libertad en la verdad» y esa libertad proviene desde Dios. La libertad se realiza cuando uno elige lo verdaderamente necesario (Lc 10,42) buscando ante todo el reino de Dios (Mt 6,33).

Cuando uno ha encontrado su camino, lo acoge libremente, viéndose al mismo tiempo necesario de seguirlo, la libertad, lejos de desaparecer encuentra su perfección: « Que el libre albedrío pueda elegir entre cosas diversas, conservando siempre su ordenación al fin, es algo que pertenece a la perfección de la libertad. En cambio, elegir algo fuera de su ordenación al fin, y en esto consiste el pecado, en ser un defecto de la libertad, (santo Tomás de Aquino, Suma de Teología, I, 62, 8, ad3).
La libertad está íntimamente relacionada con la consecución del propio fin, que es la verdad y la felicidad del hombre.
Ser libre en definitiva es realizarse como hombre, por eso la verdadera libertad comporta madurez (cf Ef 4, 13), el robustimiento del hombre interior (cf Ef 3, 16).

Quien diga: «Yo soy libre de hacer lo que quiera con mi cuerpo», lamentablemente es esclavo de sí mismo.
La libertad no consiste tampoco en seguir los instintos primarios o deseos. Yo me experimento sobre todo como libre, cuando soy dueño de mis actos y mucho menos sometido a impulsos y caprichos momentáneos.

La libertad tampoco consiste en la mera posibilidad de elegir entre “1 y 2”. Si así fuera, el indeciso sería libre, o por lo menos el que aún no ha decidido, porque a medida que se decide, la posibilidad estaría así radicalmente opuesta a su uso, y disminuiría con él. Esta libertad de indiferencia implica, por una parte, la insignificancia del asunto, pero sobre todo que no se puede hablar de libertad, donde la cuestión a decidir presenta importancia real.

Finalmente, tampoco libertad es la facultad de revisión indefinida, ni la falcutad de poder hacer siempre otras cosas , lo que vuelve a demostrar la poca importancia de lo hecho, sino la facultad de crear cosas definitivamente válidas, irrevocables, eternas.”El resultado de la libertad es una necesidad verdadera y permanente”.

La verdadera libertad es libertad frente a sugestiones del instante; reside en la llamada y a la presión de las sugestiones momentáneas. Esto sólo es posible si el comportamiento humano está determinado por un motivo que supera los límites del instante presente, es decir por una ley. «La libertad es obediencia a una ley, cuya validez ha sido reconocida y aceptada por el hombre, que admite como la ley de su propio ser» (R. Bultmann, Jesús. Mythologie et démythologisation, Du Seuil, París, 1968, 209).

La libertad es un don demasiado preciado para ir consciente o inconscientemente devaluándolo por modernismos de una sociedad inmadura, donde perdura el «Yo me pertenezco» a un…«Yo me doy».
Espero que les sirva de ayuda mi pequeña explicación y nos sirva durante todo este tiempo privilegiado de Pascua para meditar el gran regalo que Dios nos dio al crearnos libres pero les afirmo «Nos creo libres para amar, esa es la verdadera libertad del hombre».
Con ternura.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

Ensayo de antropología teológica
Martín Gelabert Ballester O.P