Como cada mañana a las 6.30, nuestra comunidad inicia la oración personal con la invocación del Espíritu Santo.
La mayoría de las hermanas asistentes a esa hora arrastran un costipado desde antes de Semana Santa, se recuperan, vuelven a caer y así sucesivamente pasamos todas por el carraspeo de garganta, la tos irritante,los estornudos y lo propio de estos casos de enfriamiento.
Como era un poco difícil recogerse para orar, tome el Libro de la Litúrgia de las Horas y busqué una lectura patrística que no solemos leer en comunidad si no es memoria obligatoria. Y hallé está preciosiadad de lectura que me sirvió para no oír más ningún ruido procedente de los costipados de mis hermanas.
Y como me ha hecho tanto bien se la dejo en mi entrada.
Del libro Proslogion de san Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia.-
¿Has encontrado, alma mía, lo que buscabas? Buscabas a Dios, y has encontrado que él está por encima de todas las cosas, que nada mejor que él se puede imaginar, y que él es la vida, la luz, la sabiduría, la bondad, la bienaventuranza eterna y la eternidad dichosa; él está por todas partes y siempre.
Señor Dios mío, creador y restaurador de mi ser, di a alma deseosa que eres otro del que ella ha visto para vea limpiamente lo que desea. Intenta ver más, pero no ve nada más de lo que ha visto, sino tinieblas. En verdad no ve tinieblas, puesto que en ti no existen, pero ve que no puede ver más por sus propias tinieblas.
De verdad, Señor, que esta luz en la que habitas es inaccesible, pues no existe nadie que pueda penetrar esta luz para contemplarte. Yo no la veo, pues es excesiva para mí, y, sin embargo, todo lo que veo lo veo por ella, del mismo modo que el ojo débil, lo que ve, lo ve por la luz del sol, aunque no pueda mirarlo directamente.
¡Mi entendimiento no puede alcanzar esa luz!; es demasiado resplandeciente para comprenderla, y tampoco los ojos de mi alma soportan el mirarla por mucho tiempo. Su fulgor la deslumbra, su sublimidad la supera, su inmensidad la anonada, su amplitud la ofusca.
¡Oh luz suprema e inaccesible! ¡Oh verdad íntegra y feliz, qué lejos estás de mí que estoy tan cerca de ti! ¡Qué lejos estás de mi presencia, mientras yo siempre estoy en la tuya!
En todas partes estás presente e íntegra, y yo no te veo. Me muevo y existo en ti, y, sin embargo, no puedo alcanzarte. Estás dentro y alrededor de mí y no te siento.
Te ruego, Señor, que te conozca y te ame para que encuentre en ti mi alegría. Y si en esta vida no puedo alcanzar la plenitud, que al menos crezca de día en día hasta que llegue a aquella plenitud. Que en esta vida se haga más profundo mi conocimiento de ti, para que allí sea completo; que tu amor crezca en mí para que allí sea perfecto, y que mi alegría, grande en esperanza, sea completa en la posesión.
Señor, por medio de tu Hijo nos ordenas e incluso nos aconsejas que pidamos, y prometes que recibiremos, para que nuestro gozo sea perfecto. Yo te pido, Señor, como nos aconsejas por medio de nuestro admirable consejero, que reciba lo que prometes por tu fidelidad, para que mi gozo sea perfecto. Yo te pido, Dios veraz, que reciba, para que mi gozo sea perfecto.
Entre tanto, que esto sea lo que medite mi mente, proclame mi lengua, ame mi corazón y hable mi boca. Que sea el hambre de mi alma, y la sed de mi cuerpo; que todo mi ser lo desee, hasta que entre en el gozo del Señor, que es Dios trino y uno, bendito en todos los siglos. Amén.
Con ternura
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P
Sor Cecilia:
ResponderEliminarBendita esta entrada tuya, que me acerca al Señor.
Ojalá lograra ser no tan "rabiosilla".
Petons, germana, Montserrat
HERMOSA LECTURA, QUERIDA HERMANA.
ResponderEliminarESPERO SU COMUNIDAD Y UD. SUPEREN PRONTO EL MALESTAR FÍSICO,DE UN ABRAZO DE SALUD Y ESPERANZA.
Querida Sor Cecilia, son las 0:07, me voy a dormir luego de haber leído y disfrutado esta oración. Gracias y besos.
ResponderEliminarUn texto precioso.
ResponderEliminarEn mi familia tambien andamos prestándonos unos a otros un resfriado
Que se mejoren