MARÍA DIJO:SÍ- ESPAÑA DIJO: NO

Estamos entrando en la celebración de La Anunciación del Señor y meditando las lecturas que esta solemnidad nos presentan, reparé en la antífona de la entrada de la Eucaristía de mañana «Cuando el Señor entró en el mundo dijo: “Aquí estoy vengo a hacer tu voluntad”».

Nuestro Salvador entro en el mundo porque una Madre quiso decir «Sí, quiero ser Madre» y en mi país nuestro gobierno aprobó la ley del aborto, en la cual ya saben que a partir de los 16 años, una mujer puede interrumpir el embarazo, es decir,«Ya no quiero ser madre, me estorbas, tengo miedo, no tengo trabajo, mi marido no quiere tener más hijos, mi novio no quiere casarse con una embarazada, no estoy preparada para ser madre, el médico me ha dicho que mi vida peligra si sigo con el embarazo, han detectado que el feto tiene malformaciones y no quiero tener un hijo tarado, soy muy joven y quiero divertirme».Todas estas excusas ya las había oído hace más de 20 años cuando trabajaba de enfermera y supongo que en este espacio de tiempo se han ido añadiendo más excusas a las excusas.

Siendo yo alumna de enfermería, corría el año 1970, recuerdo que fui a verter el servicio y vi flotando un feto en el vertedero, era como mi dedo meñique, quedé… ya pueden imaginarse cómo me quedé, tras unos instantes de perplejidad, todo mi ser recogió y acogió aquel proyecto humano, aquel hijo de Dios, aquel hermano que yo nunca pude tener, y lo saqué de entre los excrementos humanos y casi como aquel que ha robado algo, salí de allí no sabiendo dónde ocultar aquel pequeño hallazgo.

Fui al lavabo y allí lo lavé y envolví en mi pañuelo con cuidado y lo puse en mi bolso. Al llegar a mi casa ya más tranquila, me entretuve viéndolo, qué maravilla, aquella cosita tan pequeña lo tenía todo ya bastante bien perfilado. Lo coloqué en un tubo de ensayo con alcohol y lo cerré con esparadrapo guardándolo en mi mesita de noche como si fuera un gran tesoro. Me imaginé a cuantas madres se le había negado la posibilidad de la maternidad y a cuantos hijos el poder tener un hermano para compartir como yo. No condené en ningún momento a la mujer que no lo pudo ser madre, porque no conocía qué circunstancias habían podido concurrir para yo encontrarme aquel feto en el vertedero. Pasó en tiempo y de vez en cuando lo miraba con esa ternura que se tiene cuando se ama lo que es de Dios y lo guardé otra vez.
Mi madre lo encontró un día haciendo limpieza de mi habitación, porque yo había entrado en el Carmelo y cuando vino a la visita mensual me preguntó por aquel tesoro que yo guardé tantos años y como un rayo le pregunté ¿No lo habrás tirado, verdad?, mamá dijo: « ¡Sí, qué querías que hiciese ya estaba muy deshecho!, lo comprendí, pero sentí haber perdido a mi hermano.

Sé que a todos ustedes también les duele que los países vayan aprobando leyes que atentan a la vida, ahora a España le tocó el aborto, quiera Dios que las leyes no sean más progresistas, que la cosa quede aquí, pero yo ya me voy preparando para pasar por el amargo trago de la «Eutanasia»

Antes de concluir está entrada, se me ocurrió mirar en Google, las clínicas abortivas que se anuncian en Internet, ya se pueden imaginar, pueden ir a la «Guías de clínicas abortivas»

Mirando con «Otros ojos»les invito a dar gracias a Dios por cuantos acogen con alegría el anuncio de su maternidad-paternidad y abuelos, que también pueden ser de valiosa ayuda en momentos de duda. Dar gracias porque aceptaron ser madres a pesar de poner en riesgo sin vidas, ser madre estando en paro y sin un hombre a su lado que la apoyase, ser madres cuando tiene en contra a sus amigas, su familia y se sienten llenas de miedo pero a pesar de todo se aventuran a la nada y dicen como María«Sí», demos gracias a Dios por cuantos animan a esas mujeres a ser madres; porque hay de todos los colores, encontraron apoyo en un centro de asistencia a las madres solteras y otras instituciones para ayudar a la mujer embarazada etc.

Sí demos también todos nosotros un «Sí» y alegrémonos por las mujeres que saben amar a sus hijos y en esa acción de gracias que espero que hagamos todos ustedes conmigo, hagamos también una oración incesante por nuestro mundo atrapado en leyes que llaman progresistas y que destruyen la familia base esencial de la sociedad humana.

Que Dios os lo pague.

Con ternura.
Sor, Cecilia Codina Masachs O.P