En el pasaje del evangelio (Jo 8,1-2), nos relata una historia de amor. Una maravillosa historia amorosa entre Cristo y la humanidad, en la cual se nos presenta cómo el pecado se borra con el amor.
Es la historia de la conversión de la mujer adultera; en el contexto del relato aparece como una pecadora pública, que habiendo sido sorprendida en adulterio, la ley ordenaba la lapidación. Para esta mujer la conversión no fue en sí, un arrepentimiento de sus pecados ¡no, no!, no fue una autoacusación de su vida pecaminosa, si no que a causa de sus pecados se enamoró de Aquel que le dijo: « Vete y en adelante no vuelvas a pecar» ¿Nos podemos imaginar esta historia en nuestra propia carne en nuestra alma?
¿Nos podemos imaginar esa historia?, yo creo firmemente que sí, ya que en ella de una manera u otra estamos todos reflejados, pertenece a nuestra condición humana caída por el pecado.
La mujer está asustada, cabizbaja; su pelo azabache le cubría medio rostro, no lloraba, permanecía muy serena, tranquila ante aquella muchedumbre expectante y ávida de odio, sedienta de violencia por ellos justa y justificada. Llevada a empujones e insultándola la llevan donde estaba el pueblo reunido, que en aquellos momentos estaban escuchando pasivamente la doctrina de un hombre llamado Jesús.
Los escribas y fariseos le traen esa mujer y la colocan en el centro, a la vista de todos. Cierto que estos fanáticos hombres instruidos de ley, aprovechan esa ocasión para comprometer a Jesús, ¡lo habían hecho tantas veces…! e intentan comprometerlo al pedirle que diese un juicio. ¿Y qué es lo que hace Jesús? El evangelista Juan nos cuenta que Jesús, inclinándose escribía con el dedo en el suelo. ¿Qué cosa tan extraña verdad? ¿Qué puede significar el hecho de escribir o dibujar en el suelo? Nadie, escribe en el suelo sino es para prolongar su energía hacia fuera…su amor, su fuerza sanadora. Podríamos decir que este hecho es como una emanación se su Santo Espíritu hacia el «Tú», la humanidad sufriente y deseosa de ser amada con el valor supremo de ser digna de ser feliz. Por eso Jesús sin tardanza dijo: « El que de vosotros esté libre de pecado lance contra ella la primera piedra», y tranquilamente se inclinó de nuevo y se puso a dibujar en el suelo. Todos se marcharon comenzando a irse los más ancianos, hasta quedar a solas Jesús y la mujer.
Esta es la escena más mística de todo este relato, y es para quien pueda revivirla una inefable historia de amor, algo que no se puede explicar con palabras, ni tan siquiera balbucear; quedarse sola a solas con Jesús, no es nada fácil. La mujer se hallaba sola a solas con un hecho sorprendente en su vida. En toda esta situación, la mujer no tenía nada de qué mostrarse orgullosa, ni tan siquiera podía sentirse indignada contra a aquellos hombres que la querían matar. No tenía ni le quedaba nada, era como poseer un gran vacío lleno simplemente de la fragancia de un ser humano que se siente sanado por la divinidad que vive en su interior y no conocía hasta que se le dijo: « ¡Mujer! ¿Dónde están, nadie te ha condenado? Ella respondió.-Nadie Señor. Jesús le dijo: «Yo tampoco te condeno, vete y en adelante no vuelvas a pecar»
En ese mismo instante, su gran vacío se convirtió en un gran amor de agradecimiento, en un gran amor de reconocimiento, en un gran amor de admiración, un amor de locura. Y en esta situación amorosa es muy difícil de intentar describir lo que en el interior del alma va acomodando su transformación para gozar de un amor esponsalicio con Cristo.
La pecadora, se enamoró de Jesús y no se marchó, al contrario, permaneció en Él, quieta, sosegada, serena, inmóvil, penetrada ávidamente por Él y traspasada en lo más íntimo de su ser de un amor desconocido y al mismo tiempo añorado como si ya hubiese sido conocido anteriormente en una dimensión desconocida.
Es aquí, cuando la mujer se convirtió, sucedió cuando se encontró en la intimidad de un hombre y Dios, que no la acusó. La pecadora quedó a solas con un hombre que sólo tenía palabras de Vida, palabras de misericordia, por eso sus oídos se volvieron como el eco de una caracola de mar que afluye de ella una mágica marea de olas de pasión, pues cuando la voz de Jesús penetra en lo más hondo del alma, ya no hacen falta palabras para decirse«Te amo»
El silencio, es el diálogo de los enamorados, ya no necesitan imperiosamente verse ni acariciarse el uno al otro para decirse cuanto se aman. Los dos son una sola cosa en el amor, aunque siempre deseen intensamente estar juntos, la unión esponsal es tan poderosa que no precisa la carnal.
Esta unión esponsalicia, estableció un diálogo fraterno con toda la humanidad partiendo desde la filiación Divina y extensible con todo el cosmos, la creación y recreación entera de la misma Trinidad. En efecto, cuando alguien se enamora de Dios, no sólo está pendiente de Él, sino que también está pendiente de todo cuanto ama su amado. Así la expansión del amor se vuelve universal, toda la humanidad, toda la creación es un diálogo filial y fraterno con Dios.
Una vez más, vemos como Jesús cura nuestras heridas filiales y fraternas, poniéndonos misericordia en nuestras entrañas, para enseñarnos a perdonarnos nuestras propias fragilidades y sobre todo perdonar las ajenas
Sabemos que «El juicio será sin misericordia para el que no ha tenido misericordia; pero la misericordia triunfa sobre el juicio. CF. (Sant 2,13).
Esta es una historia de amor y convirtió a una pecadora en esposa de Cristo.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P
Gracias Sor Cecilia, por esta Verdadera Historia de Amor.
ResponderEliminarHoy día la palabra Amor la usamos muy a la ligera y se confunde con el sexo.
Cuando el Amor verdadero es Universal, Espiritual, Sacrificado, es una donación.
Ay Sor Cecilia, que dificil es el verdadero Amor.
Greacias poe esta entrada ten hrmosa y tan llena de Amor hácia Jesús.
Una abraçada Montserrat
La soledad con Jesús, el frente a frente, con la Inmensidad de todo, es el sagrado deseo y el santo temor, de muchos. A veces imagino a Jesús "diciendo mi nombre", y aun en la imaginación, suena diferente, esa simbiosis que causa el amor espiritual, en la parte física del cristiano, se trasunta en una inmensa paz de convivencia entre hermanos. El amor supera todas las barreras, Dios es Amor.
ResponderEliminarDejo querida hermana, un saludo de amorosa paz en Jesús
Benvolguda Ceci:
ResponderEliminarRecordemos quienes son los pecadores con los que se relaciona Jesús: ciegos, cojos, prostitutas, cobradores de impuestos, gente común (Pedro entre ellos)... Esto es, gente limitada sobre todo por aquellos que para nada se sienten pecadores; sino muy al contrario, hijos de Abraham, miembros del pueblo elegido.
"El que esté libre de pecado, quiero decir, que con toda libertad pueda elegir su destino, tire la primera piedra"
Poder elegir, tener entera liberdad, significa tener y poseer conocimiento de toda alternativa. ¡Cuántas veces hemos dicho: si hubiese sabido esto; si aquello lo hibiera tenido en cuenta!
Solo Dios, en su Trinidad, es Libre.
Los demás, criaturas y muy amadas, solo podemos aspirar a la libertad, al conocimiento a traves de la Verdad que es Cristo. El sabe lo que escribe; nosotros no.
Hemos de fiarnos de su Palabra. Lo que El dice nos hace libres. Y nadie puede ir contra su palabra, ni escrita ni oral.
El sabe que condenar nuestras limitaciones -pecados- no nos conducirá a la salvación. Por eso a "Tampoco Yo te condeno" añade "en adelante no peques más" Esto sí que salva. En Él podemos superar toda limitación.
Su Verdad sí que nos libera, nos hace libres
¡Qué importa que cómo se escriba (lo que estubiera escribiendo Jesús en el suelo) sólo Él lo sepa!
Nos vemos en un ratito (es casi medianoche)en misa, donde compartiremos el gozo de ser gotas de perdón en la sangre de nuestro Señor
Al + Mc
Todo en la figura de Jesús importa, ningún exageta pasa por alto algo tan significativo que todos en un momento determinado hacemos incoscientemente. Hay que pasar por la experiencia de la que hablo en esa historia de amor, para poder decir algo de ello.
ResponderEliminarCierto que todos somos pecadores, pero unos más que otros, unos los son de verdad y pasan de ello y otros los santos no teniendo pecados mortales, se sienten mortalmente pecadores.
No he escrito una historia de amor por escribir algo. Todo lo que escribo, no es la vida de otro si no que os estoy contando mi propia vida. «Mi conversión»
Una conversión aunque nos parezca lo contrario, no es una alternativa de elección, una pasión nunca es una elección,enamorarte de Jesús, escapa a ser una alternativa. Es algo muy grande que no cabe en la inteligencia del hombre, porque ese
no es su espacio, pertenece al espíritu que es el espacio superior del hombre.
Gracias por tu comentario "su chico", pero esta vez no nos sabemos quizás explicar.
Mi abrazo frateno
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P