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jueves, 18 de marzo de 2010

UNA HISTORIA PARA MEDITAR«SILENCIO»



EL SILENCIO

Nuestro país, España es toda ella un monumento histórico, una belleza en el arte arquitectónico, desde las Iglesias, monasterios, edificios públicos, catedrales y un largo etc.
Los turistas cada año invaden estos lugares admirando nuestra cultura y las culturas artísticas de otras etnias que conquistaron y vivieron en nuestras tierras.

En una de esas excursiones de turistas extranjeros, un visitante comentaba con la guía de un monasterio con un claustro bellísimo gótico.
El turista.- ¿sabe usted señorita lo que más admiro de estos lugares?
La guía le respondió.- ¡Pues no se..., es todo tan antiguo!, veo que usted es un entendido en arte ¿me equivoco?
En visitante le respondió.-Pues sí señorita, yo gozo con estas cosas, ya mi edad poco me queda más que admirar lo que de joven no supe apreciar.

La guía se mostró muy atenta al enigmático turista y le preguntó.-
Dígame… ¿Qué es lo que tanto admira?
El visitante mirando al cielo con los ojos encendidos y tímidamente intentando asomar unas lágrimas le respondió:
¡Ah señorita!, admiro a los monjes que día a día han paseado por este claustro guardando el santo silencio que Dios pide a los que le aman. Admiro aquel silencio que habla sólo de Dios y que ahora nosotros los turistas estamos de alguna manera profanando estos espacios sagrados.

Recuerdo haber leído que en siglos pasados, que los claustros de los monasterios eran lugares de recogimiento, espacios de silencio para orar el rosario y contemplar las maravillas de Dios, aquellas maravillas que obra en nosotros y las que ha creado en la hermana naturaleza para recrearnos en la belleza de su amor. Mire señorita, ¡por cierto…! ¿Cómo se llama?

La guía.- ¡Ah sí!, perdone que no me haya presentado al iniciar la visita, me llamo María.
El visitante se inclinó para saludarla y le dijo: ¡Bonito nombre!, gracias contestó la guía al mismo tiempo que ella le preguntaba: ¡Dígame señor!… ¡Ah sí, Maurice para servirla.
La guía le preguntó, ¿Qué es lo que más le impresiona de estas visitas a monasterios con un pasado de siglos.

El visitante sin pensarlo le contestó.-
Verá…lo que más me atrae y me impresiona, es que hoy en pleno siglo XXI, es que se ha perdido el silencio no sólo en nuestra sociedad, también en los monasterios que visitamos, este lugar que ahora estamos pisando lo han pisado cientos de pies con sandalias y silicios escondidos entre el habito raído por el trabajo y los años, aquí señorita el monje vivía sólo con Dios para los hombres, en las esquinas del claustro se podía bien leer con letras góticas«SILENCIO» ¿Comprende ahora señorita por qué sigo admirando y añorando el pasado?

La guía se había quedado sobrecogida por la explicación, la manera de cómo le dijo el significado de una vida oculta a los hombres del mundo y después de unos segundos de silencio ella le preguntó:
¿Por qué sabe usted todas estas cosas?
El visitante le respondió con voz entrecortada. «Yo fui monje», pero no pasé de ser novicio no era mi vocación, pero eso no quita que añore ciertas partes de mi vida como monje y quisiera decirle al mundo, que el monje nunca muere, hay una parte del hombre que él mismo desconoce que no es de él, pertenece a Dios, es esa parte del alma que no calla en el interior de la conciencia del hombre aunque quiera confesarse como ateo.

El monje, la monja es un estado interior del hombre que lleva como un sello marcado, que cuando se descubre sólo una parte de eso desconocido , se tiene más sed, más hambre de entrar uno en sí mismo para descubrir la intimidad de uno mismo y reconocerse el su creador. Mi Dios
La guía.- ¿Así que yo también tengo eso escondido en mí?
El visitante.-A sí es, pero no se preocupe que Dios no la quiere monja en un monasterio si no monja en su interior, guarde lo mejor que tenga usted para dárselo a la humanidad sufriente y como veo que está casada ame a su esposo y déjese amar, esa es una parte de ser monja.

La guía.-Le agradezco todo cuanto me ha dicho, nunca había escuchado unas palabras tan serias, tan extrañas, pero que encuentro que sí tienen un significado que está oculto en mí, lo buscaré.
El visitante.-Sí hágalo señorita María y será más feliz
La guía.-gracias señor Maurice, gracias a partir de ahora cuando haga la visita con los turistas les haré notar que están pisando un pasado sagrado y que cada uno lleva escondido en el alma un tesoro que hay que descubrir con el SILENCIO.
Ambos se dieron la mano y se despidieron en el sagrado silencio


Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

7 comentarios:

  1. Hola Sor Cecilia !

    Preciosa historia hermana, gracias por compartirla.

    Un fuerte abrazo !

    Bendiciones.

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  2. Estimada Hermana, no imagina lo mucho que me identifico con las palabras Maurice, sobre todo la parte en que habla de la invasión del mundo a los silencios de intramuros. A veces pienso, que ya son pocos los lugares donde se honra el silencio sagrado, donde el hombre y Dios son un diálogo cotidiano a través de la "música callada", que es el silencio. Si, soy alguien que añora el orden de las "cosas" sagradas del pasado, y que ya pocos desean conocer. Pienso que la Iglesia ha perdido mucho del encanto de sus vocaciones, justamente, por igualar los sonidos del mundo, creo ha confundido el llevar a Dios a las personas, con el traer el ruido a la casa de Dios. Suelo, pensar que ya no quedan esos lugares, donde el Alma antiguamente buscaba refugio, como los lugares de silencio.
    Creo que son muy pocos, los que guardan el recuerdo del silencio en la vida monástica.
    Muy hermosos recuerdos, ha traído a mi corazón esta noche hermana, me quedaría horas charlando, pero aqui son las siete de la tarde, y la familia ya reclama cena, la abrazo en el silencio sagrado, de los que buscan la voz de Dios.

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  3. Maravillosa reflexión Sor Cecilia. Me gustó eso de que cada uno lleva adentro un tesoro y lo tiene que descubrir con el silencio. Gracias por hacernos pensar. Besossssssssss

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  4. Muy bueno el relato Hermana. Presiento por muchas cosas positivas que percibo en la Iglesia, que no pasara mucho tiempo, quizás una generación o dos, hasta que esos mismos claustros vuelvan a estar habitados por corazones silenciosos y no "turísticos". A mi me ha pasado, que hasta que no me daba la cara con la pared, no me convencía del error. Y creo que la sociedad mundial en general, se encamina a ese darse con la pared, en este frenesí de consumismo y externalización, donde lo importante se pone fuera del corazón. Quizás todo este momento sirva para una vuelta profunda al Reino que está en el interior.
    Un abrazo fraterno Hermana.

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  5. El silencio es (no me atrevo a decir "era") una de las mayores riquezas de la vida consagrada. A pesar de que, como han dicho, quizás el mundo ha invadido sus espacios, creo que es posible seguir creándolos y buscándolos a toda costa. Yo por ejemplo, lo encuentro en mi baño... ahí, a puerta cerrada puedo navegar en las profundidades de mi vida en búsqueda de ese tesoro.
    Gracias sor Cecilia.

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  6. Estimada Novicia:
    Ya puede atreverse a decirlo«El silencio era una de las mayores riquezas de la Vida Consagrada»
    Yo me atrevo a decirlo, no tema decir aquello que es evidente, quizás alguién se atreva, al leerlo a ayudar en su comunidad a ser unas mujeres orantes en ese silencio que poco a poco hemos perdido.
    Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

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  7. Creo que el silencio es el mayor desafío de estos tiempos.
    Es el mejor ayuno que le podemos ofrendar a nuestro Amado Jesús.
    Y pensar que es el medio más simple y eficaz de tenerlo al instante.
    Hermoso el post...
    Mucho de nuestro cansancio diario y de nuestras confusiones vienen por la falta de silencio y paz interior

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